9/14/07

Los partidos en México “juegan con fuego”




Es natural, y bienvenido, que una democracia reforme sus reglas y procedimientos para garantizar la legitimidad y justicia de sus elecciones. Pero los partidos de México están jugando con fuego, utilizando la cubierta de la reforma para intentar sacar al consejo del autónomo Instituto Federal Electoral, incluyendo a su presidente, Luis Carlos Ugalde.

Como árbitro de las elecciones de México, el instituto electoral le ha conferido legitimidad a un proceso muy maltratado por décadas de amplios fraudes electorales y el gobierno de facto de un solo partido.

Probó su valor total el año pasado, cuando tuvo la credibilidad para guiar al país a través de unas elecciones presidenciales muy encarnizadas, en la que Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional, ganó por un margen de medio punto porcentual. El perdedor, Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática, afirmó que había habido fraude y se manifestó junto a sus partidarios en las calles.

El instituto electoral cometió errores en el camino. No tuvo la suficiente fuerza como para detener las propagandas ilegales de campaña realizadas por grupos empresariales. Sin embargo, un tribunal electoral determinó que esas irregularidades no alteraban los resultados de las elecciones.

Los dos partidos perdedores —el de López Obrador y, a un grado menor, el alguna vez todopoderoso Partido Revolucionario Institucional— quieren ahora que Ugalde y su equipo se vayan. No es sorprendente, tal vez, pero tampoco es la manera en la que se supone que debe jugarse el juego democrático.

Según se informa, el presidente Calderón y su partido aceptan porque quieren superar los problemas de las elecciones del año pasado, y el mandatario necesita el apoyo del PRI para sus planes de reforma fiscal.

Librarse de los miembros del consejo del IFE antes del final de su periodo, en 2010, sería burlarse de la autonomía que protegía al instituto —y al sistema electoral— de los caprichos de la política de México. También le abriría la puerta al perdedor de las próximas elecciones para hacer la misma jugada.

A México le vendría bien una discusión sana sobre qué fue lo que salió mal en las elecciones del año pasado y sobre cómo asegurarse que esos errores no se repitan.

Pero despedir a los consejeros del IFE sólo debilitaría a una institución que ha probado ser indispensable para la joven y frágil democracia de México.

No comments: